
La sentencia podía haber sido de cadena perpetua, pero la defensa consiguió convencer al juez de que la adicción de Daniel a los videojuegos, además de su corta edad, no le permitieron actuar correctamente.
Al final el muchacho pasará 23 años en la cárcel, con el agravante de saberse autor de la muerte de su propia madre. Lo que sin duda, ha de pesar más que cualquier condena.
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